martes, 28 de mayo de 2013

Confirmado: los vikingos llegaron a América 500 años antes de Colón


EN 1999, Patricia Sutherland, arqueóloga de la Universidad Memorial de Canadá, se topó con dos inusuales cuerdas durante una visita al Museo Canadiense de la Civilización, en Quebec. Habían sido encontradas en la isla de Baffin, al norte del país, y catalogadas como obra de la cultura Dorset, originaria del ártico. Pero la investigadora tenía la fuerte sospecha de que sus verdaderos autores procedían del otro lado del Atlántico. No sólo eso. Pronto, se convirtieron en la pista que buscaba para localizar el segundo asentamiento vikingo conocido en América y, de paso, confirmar una teoría que los científicos manejaban desde hace cinco décadas: los vikingos fueron los primeros europeos que llegaron a América después del poblamiento original y lo hicieron 500 años antes de que Colón pisara la isla de San Salvador.
En los 60, ya había sido descubierto en la isla de Terranova un asentamiento vikingo conocido como L’Anse aux Meadows, el cual data de entre los años 989 y 1020. Pero aunque ese hallazgo dio una pista de que ese pueblo escandinavo -que prosperó entre 500 d.C. y el siglo XIV- visitó las costas americanas mucho antes que los conquistadores españoles, por años no surgió ninguna prueba de que su presencia no fuera producto de alguna expedición fortuita.
Al examinar las cuerdas, Sutherland notó que los filamentos se asemejaban poco a las usadas por cazadores del Artico. La técnica usada para el tejido se parecía más a la empleada por mujeres vikingas en Groenlandia en el siglo XIV. Fue con esa convicción que en 2001 inició excavaciones en Baffin.
Nuevas excavaciones
No fue lo único. Poco después del descubrimiento de las cuerdas en el Museo Canadiense, la experta halló más rastros vikingos en las estanterías del recinto. “Noté que había muchos artículos descubiertos en los 60 y 70 que no habían sido reconocidos ni catalogados”, cuenta a Tendencias. Para ella, los objetos corroboraban que los vikingos llegaron a la isla de Baffin y daban sustento a una popular saga islandesa que cuenta cómo, cerca del 1000 d.C., el jefe vikingo Leif Eriksson llegó hasta la isla Helluland, nombre que los vikingos daban a esta isla canadiense.
Para sus excavaciones eligió el valle de Tanfield, en la costa sureste de la isla, donde en la década de los 60 un arqueólogo encontró la base de una construcción cuyo origen calificó como “difícil de interpretar”. Sutherland sospechaba que marineros vikingos la habían edificado, debido a que ostenta una llamativa semejanza con algunas construcciones en Groenlandia.
En el lugar, Sutherland halló nuevas y sólidas evidencias: palas hechas de hueso de ballena similares a las que los vikingos usaban en Groenlandia para cortar el pasto; grandes piedras cortadas con el mismo estilo de mampostería europea, más cuerdas y muchas piedras usadas para afilar sus armas y herramientas de metal.

sábado, 25 de mayo de 2013

Crónica de arqueología: Arqueología: .La música en el Paleolítico. La flau...

Igual que resulta difícilmente aceptable la utilización del término arte para referirse a las representaciones parietales y muebles del Paleolítico superior, aunque sea un término extremadamente difundido incluso entre la literatura científica, también me resulta discutible que el término música se pueda aplicar con rigor a las primeros sonidos rítmicos obtenidos por el ser humano. A pesar de esto emplearemos el término música de forma utilitaria para acercarnos a un fenómeno del cual apenas existen datos en el registro arqueológico y del que poco sabemos de cual pudo ser su verdadera función dentro del entramado social de los grupos humanos primitivos. Sin duda los primeros instrumentos musicales formaban parte del propio cuerpo del ser humano, utilizando las cuerdas vocales y las palmas de manos y pies a modo de percutores corporales para producir sonidos rítmicos y tribales, quién sabe si también armónicos. Poco a poco fueron desarrollándose instrumentos utilizando como base material pieles, conchas, huesos, piedras o madera.
Es evidente que si el registro arqueológico nos da pruebas indiscutibles deinstrumentos de la familia de viento y percusión para producir sonidos armónicos en momentos remotos, hace unos 40.000 años en los albores del Paleolítico superior, la `música` debió formar parte del ser humano muchos años antes. Entre losinstrumentos prehistóricos de viento tenemos las flautas, las bramaderas, las zumbadoras, las ocarinas y los silbatos. De los instrumentos de percusión podemos señalar sonajas de conchas, xilófonos o baterías.
La flauta de Divje Babe
Divje Babe es una cueva sita al noroeste de Eslovenia con depósitos musterienses, ocupada por grupos humanos de Homo neanderthalensis, donde en 1995 elarqueólogo Iván Turk desenterró la primera flauta conocida, fabricada a partir del hueso fémur de un osezno joven, de apenas dos años, con una datación por C14 de 43.100 ± 700 B.P. (Paleolítico medio), aunque la datación de los niveles arqueológicos en los que se documentó se datan en una edad geológica entre 42.000 y 80.000 años. La flauta, con una longitud original de 37 cm, presenta 5 perforaciones en forma de orificios, cuatro a un lado y un quinto en la parte posterior, justo para ser tapado con el dedo pulgar. Los dos orificios centrales se conservan completos mientras los dos agujeros de los extremo sólo se conservan en parte ya que el hueso ha sido fracturado por procesos postdeposicionales.


 Flauta neandertal 
La publicación de ese hueso como un instrumento musical desató una polémica importante, siendo negado el carácter intencional por gran parte de la comunidad científica. Detrás de este rechazo se esconden los muchos prejuicios hacia las capacidades cognitivas y simbólica del Homo neanderthalensis, ya que instrumentos similares aparecidos en niveles arqueológicos auriñacienses y gravetienses asociados al Homo sapiens han sido aceptados sin muchos reparos como instrumentos con finalidad musical. Sus detractores argumentan que los orificios son fruto o bien de la casualidad en la que intervienen procesos naturales o bien de la acción de carnívoros que muerden los huesos para acceder a la médula ósea. Resulta demasiado frecuente entre algunos científicos recurrir a la casualidad como explicación cuando aparecen pruebas de un comportamiento complejo entre los grupos neandertales, hecho este que se cae por su propio peso ante la cada vez mayor acumulación de pruebas.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Historia del Escultismo DominicanO


Historia del Escultismo DominicanO Corría el año de 1914, comienzo de la 1ra Guerra Mundial. San Pedro de Macorís vivía la época de bonanza económica y cultural que le llevaría a ser llamada “La Tácita de Oro” y “El Paris Chiquito”. La juventud devoraba ansiosamente textos llegados por su dinámico puerto, el más importante del país. Los últimos libros editados en Europa y Estados Unidos, los diarios de New York, Inglaterra, España y Francia llegaban con normalidad a Macorís del Mar. Es entonces cuando cae en las manos de Raúl Francisco Aybar, Director de la Escuela Normal de la ciudad, un número de una revista española recién llegada a la Librería Cervantes. La revista tenía por nombre “El Explorador Español” y se refería a un movimiento que ya era conocido por muchos macorisanos quienes recibían, desde hacía más de cinco años, informaciones sobre este sistema de educación juvenil que estaba causando furor en Europa y en las islas inglesas del Caribe, de donde provenían los “cocolos” que comenzaban a poblar el barrio de Miramar de San Pedro de Macorís.

Raúl Francisco Aybar, o Pancholo como le llamaban, quedó fascinado con lo que leyó en esa revista y en los números subsiguientes; y como buen educador no tardó en querer poner en funcionamiento, con sus muchachos de la Escuela Normal, lo que él llamaría el “deporte del Escultismo”. Y es así como en el mes de diciembre de 1914, Pancholo Aybar lleva a cabo la primera excursión escultista con un grupo de 28 jóvenes estudiantes.
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