jueves, 26 de diciembre de 2013

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Las labores y los días: Idi Amin: el tirano canibal

Boxeador, pinche de cocina, comedor de carne humana y bufón de la política internacional, Idi Amin fue un siniestro dictador de Uganda que convirtió su país en un infierno y exterminó a 300.000 personas. 

Gran Papá, Presidente Vitali­cio, Mariscal de campo... son algunos de los títulos que se atribuyó a sí mismo Idi Amin Dada, dictador de Uganda entre 1971 y 1979. El resto de la humanidad, incluidos la mayoría de sus compatriotas, le considera más bien un bufón sangriento, un siniestro tirano extravagante y caprichoso cuya política de represión llevó a la muerte a más de 300 000 ugandeses. 

Pinche de cocina y boxeador 

Había nacido en Koboko en una humilde familia de campesinos musulmanes de la tribu kakwa y recibió una educación rudimentaria antes de alistarse en los Fusileros Africanos del Rey en 1943, cuando Uganda aún forma­ba parte del Imperio Británico. Su ocu­pación inicial fue la de pinche de cocina, pero con su 1,95 de estatura y 110 kilos de peso pronto se hizo popular en el ejército por sus dotes para el boxeo. 

La independencia de Uganda

En 1951 fue campeón de los pesos pesados de su país, título que retuvo hasta 1959 y que le ayu­dó a ascender primero a sargento y luego a teniente. En 1960 viajó a Inglaterra y a Israel, y en 1962, cuando su país alcanzó la independencia, era uno de los dos úni­cos oficiales negros con que contaban las tropas ugandesas. 

Los desmanes de Idi Amin 

Gracias a su apoyo al nuevo presidente Milton Obote, de quien era colaborador, Amin fue nombrado general de división y jefe de las Fuerzas Armadas de Uganda en 1968. Sin embargo, su entente con Obote duró poco. No sólo por sus excesos -ar­maba el número en las fiestas de oficíales tirándose vestido a la piscina y cruzaba las calles dé la capital, Kampala, a 150 por hora en su Ferrari rojo-, sino también por apropiarse de dinero del ejército y por asesinar a Okoya, brazo derecho del presidente, en 1970. 

Golpe de Estado

Sin embargo, cuando estaba a punto de ser detenido, Idi Amin dio un golpe de Estado y derrocó a Obote en 1971, con el apoyo de Reino Unido e Israel. En apenas unas semanas mandó ejecutar a miles de solda­dos y oficiales de las etnias langi y acholi, supuestamente leales al anterior presidente. Después pasó a ocuparse de la población civil y lanzó su fuerza pretoriana de 15.000 hombres a saquear pueblos y aldeas, violan­do y matando a diestro y siniestro. 

Ocho años en el infierno 

Su etapa en la presidencia (1971-1979) fue para la mayoría de los ugandeses una pesadilla de ocho años de duración, una era de masacre, ruina económica y farsa diplomática. Tras el golpe, abolió todos los derechos y libertades y convirtió la arbitrariedad en norma de gobierno. No hay espacio en este artículo para enume­rar todas sus siniestras bu­fonadas, que llenaron los titulares de la prensa mundial en los años 70.