martes, 24 de abril de 2012

No es posible definir la vida sin la muerte.


Hace algún tiempo, un explorador de la antártica, sabiendo que moriría congelado, escribió desde los hielos del Polo Sur a su esposa: "Siéntete feliz; nosotros somos parte del gran proyecto dispuesto por Dios. Nos encontraremos después de la muerte". Cuando la vida está guiada por un ideal no hay que temer a la muerte.La raíz del temor a la muerte es el temor al dolor y la angustia de dejar a quienes amamos y cuanto nos ata a este mundos, pero también lo es el miedo a lo desconocido. Deberíamos saber saltar hacia el extraño mundo de la muerte, como lo hicimos al de la vida en el nacimiento, especialmente porque al morir tenemos la ventaja de haber realizado alguna obra, de haber tenido amor, recuerdos.En el Oriente se enseña a las personas a saber morir a tiempo, por eso aman la vida y aman la muerte cuando llega. Tal como el valor de una moneda se cifra en gastarla, el valor supremo de la vida humana se encuentra en saber perderla a tiempo y con gracia.
Félix Martí

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